Todos nos imaginamos un sitio ordenado y clasificado cuando pronunciamos la palabra “Archivo”, pero no nos imaginamos lo que se ha tenido que hacer para llegar a ese fin.
Me gradué del Grado de Información y Documentación (antigua Biblioteconomía) y no me imaginaba exactamente lo que me iba a encontrar a la hora de trabajar. Mientras se estudia, todo es muy bonito, pero no sabes a qué te va a tocar enfrentarte al final. Recuerdo todas las visitas que hice a diferentes archivos, todo ordenado, todo precioso, y yo quería conseguir eso, un sitio donde me necesitaran para llegar un día y decir: “Tenemos todo clasificado, digitalizado y ordenado”. Ese todo siempre se queda corto, pues siempre llega más documentación, pero el fin era claro, poder facilitar el acceso a los usuarios al documento físico perfectamente clasificado o, en su defecto, al documento en formato digital.
Empecé a trabajar en un Archivo Histórico, el del Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia. Una gran oportunidad para mí, realicé allí las prácticas del grado y me quedé después. Había mucho trabajo que hacer, pero yo no me iba a rendir ante este reto.
Aún me sigo ilusionando con cada plano que toco, con cada documento que examino, se trata de una ilusión que no sabría definir, pero que espero que nunca llegue a extinguirse.
Las tareas del archivo se dividen principalmente en la captación de la documentación (en su mayoría de arquitectos que quieren donar su fondo, para que sea cuidado y ordenado, con unas condiciones óptimas), la ordenación (a mi parecer lo más difícil, siempre aparece un documento exiliado del resto que toca guardar correctamente), la catalogación usando la ISAD(G) en un catálogo en línea de acceso público (OPAC), la digitalización a la red y, por último, la selección de la documentación para una exposición.
Además de estas tareas, también se les añade la atención a los usuarios, que los hay de todo tipo, y la parte administrativa.
Llevo varios años en este trabajo, sé que nunca va a tener fin, pero sigo soñando en algún día poder decir la frase con la que soñaba: “Tenemos todo clasificado, digitalizado y ordenado”.
Conclusión
Un documentalista tiene diversas funciones en un archivo, y no siempre son iguales, pero son muy placenteras. Cuando se habla de un Archivo físico nos viene a la mente un sitio clasificado y ordenado, y ese debe ser el objetivo final de este trabajo, un sitio que poder enseñar al público, con un orden lógico y teniendo en la mente el pensamiento de “este ha sido mi gran trabajo”.
Es un arduo trabajo, sin pausas, con un gran peso sobre tus manos, pues tienes documentación original que tiene su propia historia, una historia que quiere ser recordada.
“Quien olvida su historia está condenado a repetirla”
-Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana-